El papel de los océanos es imprescindible tanto para el clima
como para los flujos de CO2 en los sistemas de la biosfera. Por un
lado absorbe energía solar que gracias a sus corrientes lo distribuye entre el
ecuador y los polos, y por otro lado actúa como sumidero de CO2,
modificando la concentración de este gas de efecto invernadero en la atmosfera
y ajustándolo al ciclo natural, de este modo los océanos contienen 50 veces más
CO2 que la atmosfera y 20 veces más que la biosfera. En condiciones
naturales estos ciclos se mantienen en equilibrio, pero el problema es el
aumento de las emisiones desde la
revolución industrial a mediados del siglo pasado, lo que está provocando
desbarajustes en los ciclos.
El océano Atlántico está situado entre las dos grandes
potencias mundiales en cuanto a producción de CO2, América y Europa.
Y estas grandes potencias, entre otras, están aumentando considerablemente sus
emisiones de CO2 antropogénico a la atmosfera, con los problemas que
esto lleva consigo.
Este problema es un ciclo que se retroalimenta, me explico;
el CO2 es un gas de efecto invernadero, y como tal, contribuye a la
aceleración del cambio climático, y por supuesto, cuanta más cantidad haya en
la atmosfera peor será y más rápido será el incremento de la temperatura media
en la tierra. Al aumentar más la temperatura media de la tierra los océanos reciben
más calor y estos están aumentando la temperatura de sus capas más
superficiales, de tal manera que el calor alcanza cada vez capas más profundas,
y esto está provocando un desequilibrio entre las aguas superficiales más
calientes que circulan del ecuador a los polos, y las aguas más profundas y más
frías que circulan de los polos al
ecuador, y este desequilibrio conlleva en que las corrientes marinas se están
ralentizando, lo cual a su vez afecta a que los mares cada vez asimilan menos CO2
atmosférico, lo que contribuye aún más en el almacenaje antinatural y excesivo
de CO2 en la atmosfera, volviendo de nuevo al comienzo del ciclo, y
realimentándose constantemente y exponencialmente, corriendo el grave peligro
de que en algún momento las corrientes marinas dejen de funcionar, y
deteniéndose así el flujo entre las aguas ecuatoriales y las polares, cuyas
consecuencias podrían ser catastróficas para la vida en la tierra.
Las zonas más afectadas precisamente, si se detuvieran las
corrientes oceánicas, serían los países situados en el hemisferio norte, y más
concretamente los situados en la zona del Atlántico norte, si esto sucediese,
estas zonas entrarían en largas etapas de temperaturas bajo cero, con las
múltiples consecuencias que esto provocaría tanto para la vida de las plantas
como en los animales y seres humanos.
En definitiva, la historia de siempre, esta vez el escenario
es el océano Atlántico y los protagonistas y los culpables somos los de
siempre, y lamentablemente no parece que haya mucha conciencia por parte de los
gobiernos que tienen mayor peso en la toma de decisiones respecto a los modelos
de sociedad y de consumo en el que vivimos, ya que no les interesa por múltiples
motivos, que no cabe en este trabajo entrar a analizar, pero que ahí están.
Y como cita el texto base de este trabajo: “Los científicos
llevan tiempo estudiando el funcionamiento del Atlántico porque es el océano
que almacena mayor cantidad de CO2 respecto a su volumen total (solo el
Atlántico Norte absorbe anualmente un tercio de todo el dióxido de carbono
captado por los océanos)”. Es algo a tener en cuenta.
Bibliografia.
-
Captación de CO2
antropogénico en el atlántico. Aida F. Ríos. Departamento de Oceanografía Instituto de
Investigaciones Marinas. CSIC.
-
Flujos de CO2 océano-atmósfera. ME De La Cruz-Orozco, JE
Valdez-Holguín, G Gaxiola-Castro, M Mariano-Matías, TL Espinosa-Carreón.
-
Corrientes marinas II. J. Rubén G. Cárdenas.